
La Cau

A pesar del calor, me he decido a efectuar una de las salidas que tenía pendientes con el fin de explorar un buen tramo PRC-59, que asciende junto al Rec de l’Obric hasta la Cau y que luego se desvía en dirección este hasta el Castell del Milany o, mejor dicho, hasta lo poco que queda de él.
He dejado el coche casi en la entrada de Vallfogona para tomar el PR C-59-1, que se dirige hacia Ripoll. Esta parte del trayecto termina en el Pla Tolosic, donde enlaza con el PR C-59 y donde puede decirse que comienza la ascensión. En este primer tramo se combina pista de tierra y cemento y también bonitos y exuberantes senderos. Casi todo es bajada, ya que se pasa de los 950 metros de Vallfogona hasta los 850 del Pla Tolosic. El sendero, supongo que por causa de las interminables lluvias y el Covid19, que nos encerró a todos en casa, estaba, en algunos puntos, cubierto por la vegetación y era casi invisible en el terreno. También costaba andar porque no se veía el suelo por las hierbas altas.
La segunda parte del trayecto empieza, como ya he dicho, en Tolosic, y va asciendo primero por pista forestal, hasta el kilómetro 8,2 del recorrido (según el track expuesto), donde se sumerge en el bosque de hayas y pinos en un precioso sendero. En algunas partes la pendiente es imponente, pero, afortunadamente, está a cubierto bajo la sombra oscurísima de los árboles. Al final, saliendo a algunos claros amplios y ya en zonas algo más llanas, cruzamos el Coll de Bena y el Coll d’Oli. El ascenso sigue, sin embargo, hasta la Cau, una especie de corral cerrado de piedra y donde también encontraremos una pequeña cruz metálica.
En la Cau comienza la travesía por la cresta. También tiene puntos difíciles de rastrear, pasa por igualmente por claros y por senderos a cubierto. Encontraremos hayas imponentes, también una fuente con agua de muy buen sabor, aunque con un caño un poco ajustado sobre el nivel del agua de depósito donde cae, de manera que hay que tener cuidado para llenar la cantimplora sin que entre agua estancada. Algún tramo de camino también se muestra bastante aéreo y estrecho, aunque nunca he tenido sensación de peligro.
Al final, he alcanzado el Milany. El ascenso es fácil y tiene la ayuda de algunos agarraderos de hierro. Arriba encotramos las ruinas y una plataforma con escaleras metálicas para ver el paisaje, cosa que ha aprovechado para grabar dos fotos panorámicas. También he observado que, para llegar, han hecho unas escalinatas de cemento nuevas en relación con la última vez que subí.
El regreso hasta Vallfogona se hace por el GR3, que está bastante bien marcado, excepto en algún punto cercano a Vallfogona. También combina bonitos senderos, tramos majestuosos de bosque y pista forestal. Al final alcanzamos Vallfogona por el el puente medieval. A causa del calor, he celebrado el final de salida con una buena cerveza ya que, aunque no destaca ni por su longitud ni por su desnivel, ha sido bastante infernal. Afortunadamente iba muy cargado de agua.
En general, he de decir que se trata de una muy buena salida, y si no se os ocurre hacerla en plena canícula, como estúpidamente he hecho yo, disfrutaréis mucho de ella

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