Hemos ido a dar una vuelta al salto de la Foradada, porque a causa de las lluvias y nevadas de febrero estaba en todo su esplendor. Hemos salido del ayuntamiento de L’Esquirol para seguir en dirección del reloj por las calles. Pasado el viejo puente seguimos por otra calle hasta alcanzar el camino que nos conducirá a la Foradada. Llegados a la Foradada cruzamos el río, para acercarnos dando la vuelta a las rocas, al agujero en la montaña que da nombre a la cascada. Luego seguimos, desandando el tramo que desde la poza regresa al camino principal, y desde allí nos dirigimos a Cantonigròs. Una vez en Cantonigròs solo nos resta seguir el camino de Sant Jaume o de Santiago y por él volveremos a l’Esquriol. En el camino de regreso, subiendo un pequeño montículo, nos encontraremos un dolmen. Sabemos que lo es porque está marcado, pero está tan deteriorado que apenas se adivina. En el pueblo, cuando lleguemos al puente, en vez de seguir por él tomamos un camino a su derecha. Se trata de un bonito tramo paralelo al cauce del río. Nuestra excursión se acaba cuando se acaba éste.
L’Esquirol, Cantonigròs, la Foradada, Collsacabra