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El track arranca en las calles de sant Joan de les Abadesses, concretamente en la carretera de l’Estació y el carrer de Ferrocarril. Inmediatamente se encamina hacia el camí del Ferro. El camí del Ferro y del Carbó es un sendero ciclista y pedestre que enlaza Ripoll y sant Joan. En Cataluña existen unos cuantos senderos que aprovechan los trayectos de líneas férreas en desuso de los que se han quitado los raíles y que se han reconvertido en senderos excursionistas. Entre Olot y Gerona podemos encontrar uno, la ruta del Carrilet. La ruta del Ferro y del Carbó, por su parte, es otra. En el sector que enlaza sant Joan con Ogassa se sirve del tramo que recorrían las vagonetas que bajaban el carbón hasta sant Joan. Es un magnífico y atractivo recorrido que atraviesa, ya llegando a Ogassa, dos túneles. Tardaremos algo menos de una hora en recorrerlo. Cuando lleguemos Ogassa apareceremos en una amplia zona de aparcamiento donde podremos dejar nuestro coche fácilmente si antes hemos decido empezar nuestra excursión en esta localidad. Como Ogassa se compone de dos núcleos y uno de ellos está un poco más arriba también podremos subirlo hasta este último, pues allí tampoco tendremos excesivas dificultades para estacionar nuestro vehículo. Si, por el contrario, hemos llegado andando remontaremos la carretera (podremos recortar por algunos atajos con escaleras) hasta ese segundo núcleo donde finalmente, si nos dejamos llevar por el track, daremos con una pista que empieza a elevarse junto al prat del Pinter.
Ese camino finaliza su recorrido junto a la entrada de una finca particular. Allí lo abandonaremos para seguir un sendero que, a mano izquierda, se dirige hasta la pista asfaltada que llega de Camprodon. Por la carretera rebasaremos sant Martí de Surroca (sots-rocha). Esta ermita ya existía en el siglo X, pero las paredes actuales probablemente fueron levantadas en el siglo XII, ya que al parecer no queda nada de la construcción más antigua.
Desde allí no tardaremos en llegar a una bifurcación. Tomaremos la vía que, a mano izquierda, asciende hasta la Gran Jaça (indicada con un gran cartel), ya que la que sigue a mano derecha nos llevaría a Camprodon. Aquí la pendiente empieza a endurecerse, aunque pronto ganaremos la Gran Jaca y el refugio Montserrat, que se halla en un estado aceptable para pernoctar. Desde esta zona, mirando al este, se distinguen perfectamente las siluetas del Comanegra y del Bassegoda.
Desde el refugio nuestro próximo destino será el coll de Pal. En este sector encontré con una fuente, bastante nieve y, cuando alcancé el collado, un gélido viento que me acompañaría por toda la cresta hasta el Taga. Al principio, y antes de llegar al Estela, la cresta es tan amplia como un campo de fútbol. Atravesaremos el pla de l’Abat y el pla Cubilar. Allí me vi obligado a transitar por algunos neveros en los que me hundía hasta las rodillas. Poco a poco remontaremos la sierra hasta divisar el gran hito que corona el puig Estela. En todo este tramo se disfruta de una excelente panorámica de las grandes cumbres de la zona. Se distingue con claridad el Canigó, el Costabona, el Bastiments o ell Puigmal, entre otras cimas. Desde el Estela el camino cambia totalmente. La cresta se hace angosta. En condiciones climáticas normales ésta no reviste ningún peligro, pero si en contrásemos hielo o nieve deberíamos transitarla con precaución, ya que a ambos lados se desploman pronunciadas pendientes. La aericidad de la vía, sin embargo, la hace más interesante y hermoso al paisaje. Desde ella y ante nosotros se distingue ya con absoluta claridad el Taga, con su inmensa ladera. Rebasaremos el coll de la Torre en dirección oeste y sin dejar la cresta descenderemos paulatinamente hasta la portella de Ogassa, a 1800 metros. Desde allí iniciaremos la ascensión final al Taga. La pendiente es muy pronunciada, pero con paciencia y en una media hora larga llegaremos al punto más alto de la excursión.
Desde la cima se contempla con toda nitidez, además de todo el Pirineo Oriental de Gerona, las dos moles pétreas del Pedraforca, la sierra de Cadí y la Tossa d’Alp y, mirando hacia el abismo que se abre a nuestros pies hacia el norte, el encantador valle donde se halla Pardines.
Regresaremos a la portella d’Ogassa y posteriormente, desde ésta y en dirección sur, nos deslizaremos por el senderuelo que baja abruptamente hasta sant Martí d’Ogassa. Sant Martí d’Ogassa fue consagrada en el año 1024 por el Abat Oliva a petición de su cuñado Joan Oriol, el señor de Ogassa. La pequeña iglesia fue causa de ciertas disputas entre señores feudales y el monasterio de Sant Joan, por supuesto, se acabó apoderando
de ella.
Desde sant Martí d’Ogassa el camino discurre por una carretera que atraviesa una sucesión de fantásticos prados. Esta pista finaliza en Ogassa, donde, finalmente, tomaremos el coche si lo hemos dejado allí, o seguiremos desciendo por el camí del Ferro si lo hemos dejado en Sant Joan.
Ripoll, St. Joan Abadesses, Ogassa, Puig Estela, Taga